Cine : Mare Nostrum (Rex Ingram, 1926)

Mayor Reisman
Blog Cine bélico e histórico

No es raro que tras un acontecimiento histórico traumático se produzca una gran explosión de creación artística. Cuanto más grande sea dicho acontecimiento, mayor es su influencia en el mundo de la cultura. Por ello no es de extrañar que el impacto causado por la Gran Guerra fuera a escala global. Ni siquiera los creadores españoles se libraron de ese impacto, y entre ellos uno de nuestros literatos más famosos de aquellos tiempos: Vicente Blasco Ibáñez. Blasco Ibáñez publicó tres novelas ambientadas en la Primera Guerra Mundial: Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), Mare Nostrum (1918) y Los enemigos de la mujer (1919). Y las tres han sido llevadas al cine.

Fue el director Rex Ingram el primero en llevar a Hollywood una obra de Blasco Ibáñez. Se trató de Los cuatro jinetes de la Apocalipsis, estrenada en 1921. La película se convirtió en un éxito arrollador y lanzó al estrellato a su protagonista principal: Rodolfo Valentino. Evidentemente, también fue la causa de que Blasco Ibáñez fuera conocido a nivel mundial. Esta película tuvo un remake en el año 1962, pero la acción se trasladó a la 2GM.

La siguiente adaptación cinematográfica fue la de Los enemigos de la mujer. Dirigida por Alan Crosland (el director de «El cantor de Jazz») y protagonizada por Lionel Barrymore (el malvado banquero de «¡Qué bello es vivir!»). Llegó a las pantallas en 1923 pero desgraciadamente no se conserva ninguna copia integra de esta película, aunque no debió de ser precisamente un éxito porque es una perfecta desconocida.

Dos años después, en 1925, Rex Ingram decidió realizar la única obra que quedaba por adaptar, Mare Nostrum. Un año después llegó a las pantallas. No tuvo tanto éxito como «Los cuatro jinetes» pero a pesar de ello es una película más que notable. Sobretodo porque a diferencia de las anteriores que fueron rodadas en los Estados Unidos, Rex Ingram rodó la película en los escenarios donde transcurría la novela y no sólo en decorados. Es una de las primeras películas de Hollywood que fue rodada íntegramente en Europa.

La razón de esa rareza fue que Rex Ingram participó como director secundario de la película de 1925 Ben-Hur. Ingram era el responsable del rodaje de escenas exteriores en diversos lugares de Italia. Al parecer quedó encantado del paisaje y decidió establecerse en la Riviera Francesa fundando su propia productora semi-independiente. A partir de ese momento realizó sus películas en la zona del Mediterráneo y la primera de ellas fue «Mare Nostrum».

También esta película tuvo su remake sonoro en 1948, pero esta vez se trató de una producción española dirigida por Rafael Gil (el director de «El clavo») y en el que el papel de Ulises era interpretado por Fernando Rey y el de Freya por la mejicana María Félix. Desafortunadamente no puedo decir mucho más de ella porque no la he visto.

Volviendo a la película de 1921. En la cinta no sólo veremos tomas de las ciudades de Barcelona, Nápoles, Marsella y Pompeya. Ingram también es capaz de sumergirnos en las calles y en las casas de esas ciudades. La ambientación es increíblemente detallista. Nada más comenzar se nos muestra el interior de una casa española donde vemos al protagonista en su niñez acompañado de su tío, un viejo lobo de mar, junto a su amigo y sirviente Caragol. En un momento dado, Caragol debe de preparar unos vasos de vino para brindar por Anfítrite, la diosa de los mares, y en la mesa podemos ver un porrón y ¡una botella de «Anís del Mono»!

La historia desarrollada en «Mare Nostrum» es una buena historia de espías que a los gustos actuales podrá resultar algo folletinesca en algunos aspectos. El protagonista es el marino Ulises Ferragut (Antonio Moreno), patrón y propietario del carguero «Mare Nostrum». Cuando está a punto de abandonar el negocio estalla la Guerra y evidentemente las oportunidades de hacer fortuna se multiplican. A partir de ese momento se dedica al transporte de bienes entre los distintos países. Durante una escala en Italia, aprovecha para visitar las ruinas de Pompeya y allí conoce a una curiosa pareja de mujeres: la Doctora Fedelmann profesora alemana de arqueología y su acompañante, la bella Freya (Alice Terry), a quien Ulises toma por Anfítrite en carne mortal.

Pero la Doctora Fedelman en realidad es la líder de un grupo de espías alemanes, y la misión de Freya consiste en seducir a Ulises. Italia es en esos momentos una potencia neutral y el plan de Fedelman es que Ulises capitanée un velero con combustible y suministros para un submarino alemán que ha conseguido penetrar en el Mediterráneo. Hay una escena realmente curiosa en la que brindan por el éxito de la misión y frente a ellos aparece un retrato del rey de Italia. Fedelman entonces se acerca y mediante un mecanismo la foto es sustituida por otra del almirante Tirpiz.

Desde el punto de vista histórico, “Mare Nostrum” recoge un episodio menor de la Primera Guerra Mundial, pues el Mediterráneo no fue uno de los grandes escenarios de dicho conflicto, aunque sí es cierto que hubo una serie de acciones debidas a submarinos alemanes. Estas llegaron a causar el hundimiento de dos acorazados y de dos cruceros a lo largo del conflicto, además de otras naves más pequeñas y cargueros. Sus bases estaban en los puertos austríacos de Pola y Cattaro, situados en el Adriático. La escena del suministro al submarino alemán es muy buena porque se utilizó un submarino auténtico. En otras escenas se utilizaron maquetas, sobre todo en las escenas de los combates navales. Si tenemos en cuenta que es 1926 hay que reconocer que los efectos especiales son más que decentes, y probablemente eran de lo mejorcito para la época.

No voy a desvelar la trama porque creo que es una película que merece la pena verse. Sí comentaré que en ella podemos ver algunos estereotipos del cine bélico de la época clásica como el conde Kaledine que hace de alemán «cabeza cuadrada», o el capitán del submarino que parece un clon de Erich von Stroheim. Y por supuesto, destacaría el papel de Alice Terry que realiza un precedente de la famosa «Mata Hari» de la Garbo. Una pequeña joya del cine mudo.