El Madrid moderno y el Ultraísmo

Sachiko Sakata
Keio University, Tokio, Japón

Traducción del cap. 6 del libro de Sachiko Sakata, publicado en japonés en 2010: Ultraísmo. Movimiento literario vanguardista de Madrid (2010)

El movimiento ultraísta coincide con un período de modernización urbana de Madrid. El Madrid que hoy conocemos nace en las primeras décadas del siglo XX. Los poetas ultraístas cantaron Madrid como urbe que estaba transformándose en una ciudad moderna. En este capítulo se describe la transformación de Madrid en aquellos años, y especialmente la forma en que los poetas del Ultra reflejan este cambio en sus poemas.

I. Nacimiento del Madrid moderno. La Gran Vía (1910-1931)

La capital de España cambia su fisonomía drásticamente en el primer tercio del siglo XX. Hace justamente un siglo, el 4 de abril de 1910, comenzaron las obras de la Gran Vía; se derribaron antiguos barrios y callejuelas para construir una avenida flanqueada por edificios monumentales. Las obras se acometieron empezando desde el este, y se realizaron en tres etapas (primer tramo 1910—1918, segundo tramo 1922—1924, tercer tramo 1924—1931), para finalizar en el oeste, en la Plaza de España.

El nacimiento del Ultraísmo (1919) coincide cronológicamente con la finalización del primer tramo. Comparando estas dos fotos (clic para agrandar), se observa cómo había cambiado la zona entre 1912 y 1918:

Este cambio de aspecto no se limitó a la Gran Vía; por citar sólo algunos ejemplos, el Hotel Ritz y el Hotel Palace abrieron sus puertas respectivamente en 1910 y 1912, y el Palacio de Comunicaciones, obra del arquitecto Antonio Palacios, terminó de construirse en 1917.

Aquélla fue también la época de grandes avances tecnológicos en España, sobre todo en la capital. Hasta fines del siglo XIX todos los tranvías eran de tracción animal, pero tras la electrificación del tramo Serrano-Puerta del Sol (1898), se fueron electrificando progresivamente el resto de tramos durante la primera década del siglo. En la década siguiente aumentaron considerablemente tanto la matriculación de vehículos como el número de abonados al servicio telefónico. En 1915 apareció el primer anuncio luminoso en la capital. Y al final de la década, en octubre de 1919, tuvo lugar la inauguración de la primera línea del metro madrileño (tramo Sol-Cuatro Caminos).

Por lo que respecta a la aeronáutica, en 1910 se había realizado un vuelo desde Madrid hasta Alcalá de Henares, y en 1921, la Compañía Española de Tráfico Aéreo inauguró los servicios regulares de transporte aéreo en el país, realizando su primer vuelo entre Sevilla y Larache (Marruecos).

Igualmente, no debe olvidarse que el nacimiento del Ultraísmo coincide con la finalización de la Gran Guerra (noviembre 1918). Aunque España se mantuvo neutral en el conflicto, sufrió una importante crisis económica y social en 1917. El armisticio, la progresiva urbanización de la capital, las innovaciones tecnológicas aplicadas a la vida diaria, todo este conjunto de hechos ejerció un fuerte atractivo entre la población, entre la que se extendía el ansia por lo nuevo y el presentimiento de que algo estaba cambiando radicalmente en la sociedad y en el arte.

II. Vida moderna y tecnología en la poesía ultraísta.

Los ultraístas tomaron del futurismo de Marinetti el elogio de la máquina. Guillermo de Torre, gran admirador de la nueva tecnología, lanzó una nueva versión de la famosa frase del manifiesto marinettiano: «Un’automobile da corsa (…) è più bello della Vittoria di Samotracia», que reformuló así: «los motores suenan mejor que endecasílabos» («Diagrama mental», Ultra, Madrid, 18, 10 noviembre 1921). A continuación recogemos algunos fragmentos de poemas ultraístas en los que se exaltan los avances tecnológicos:

Automóvil

  • José Rivas Panedas: «Caricaturas rápidas de mi ULTRA» (Grecia, Sevilla, 32, 10 noviembre 1919, 4)
    «Vamos en un automóvil EMPUJANDO LAS NUBES / Hay OLAS NEGRAS que se rompen sin espuma a nuestro paso / Los árboles juegan al salto con el aire / Innumerables IIIIII de palo / nos abofetean el rostro inofensivas / enhilando el camino…»
  • Xavier Bóveda: «Un automóvil pasa» (Grecia, Sevilla, 13, 15 abril 1919, 7)
    «Oú, oú, oú: / lentamente un automóvil pasa… / Oú, oú, oú: / el automóvil continuamente canta. / Y el motor / lo acompaña / retozón. / Trrrrrrrr / Trrrrrrrr»

Teléfono

  • Pedro Olmedo Zurita: «El teléfono», (Cervantes, Madrid,julio 1919, 119-120)
    «¡Rrin, rrin, rrrrrrrin! / Suena el timbre del teléfono / en eléctrica convulsión. / De extremo a extremo de la hermosa urbe / un contacto metálico / ha comunicado la energía»

Aeroplano

  • Rafael Lasso de la Vega: «Aviones», Grecia, Sevilla, 27, 20 septiembre 1919, 7)
    «Los aviones tienen siempre / desplegadas las alas. / Posados sobre la tierra / guardan la actitud de su vuelo. / Peces voladores / en la piscina celeste / rizan el rizo en espirales / mejor que pájaros. »

Metro

En el caso del metropolitano, nótese la rapidez con que reacciona el poeta José Rivas Panedas. Tan pronto como la primera línea del metro se inauguró el 17 de octube de 1919, el poeta publicará el poema «Crónica lírica» en Grecia (20 octubre 1919), en el que rinde homenaje a dos inventos del tiempo moderno: el avión y el metro.

  • José Rivas Panedas: Crónica lírica», Grecia, Sevilla, 30, 20 octubre 1919, 6)
    «El pensamiento que hendió los mares / y suspendió sus frutos / en las ramas más altas del aire / tiene también aquí hoy sus gusanos / — antitésis (sic.) del pájaro de hierro — / para minar la tierra. / / Clepsidra siglo XX: / En ríos de agua negra / se hunde lo más vivo / de la Puerta del Sol.»

Sonidos y visiones. ¿Cómo se expresa la nueva urbe en los poemas ultraístas? Los poetas la perciben con el oído y con la vista. La ciudad moderna aparece como un espacio lleno de ruidos y sonidos que antes no existían: metro, automóvil, avión, teléfono, radio, jazz band, etc. Rafael Lasso de la Vega visualiza de esta forma los ruídos de un automóvil: «un auto que pasa — lanza un golpe de bocina — que rebota sobre las tejas» (Rafael Lasso de la Vega: «Pointe Séche (sic)», Grecia, Madrid, 43, 1 junio 1920, 3). Como ya hemos visto en los ejemplos anteriores, hay poetas que utilizan ingenuas onomatopeyas con las que pretenden imitar los sonidos urbanos.

La ciudad está también inundada de luces artificiales: faroles eléctricos, faros de coches, anuncios luminosos, reflectores, etc. Guillermo de Torre escribe que «arriban a la metrópoli innúmera / en el avión del Ocaso / los blancos globos voltáicos» («Arco voltaico», Grecia, Sevilla, 34, 30 noviembre 1919, 3). Pedro Garfias describe una noche algo inquietante mediante procedimientos sinestésicos: «Los faroles levantan su voz trémula / al cielo despeinado» («Ciudad», Grecia, Madrid, 43, 1 junio 1920, 3). Del mismo modo, e reflejo de las luces en edificios y escaparates fascina a muchos poetas, como Eugenio Montes: «El alma de la ciudad, el rascacielos, se desangra en iris. / Las casas lloran, sus lágrimas son azules, blancas y verdes. / Serpientes rojas caen en zigs-zágs y el viento las tacha. / Brotan amapolas de los faroles. / Lluvia de Luciérnagas» («Noche en la ciudad teratológica», Cervantes, Madrid, mayo 1919, 69).

En la ciudad moderna todo se vincula con las máquinas, incluso fenómenos naturales como la puesta de sol y la salida de la luna: «En el último tren de la tarde / como un jugador infeliz / huyó el sol emigrante / …… / La luna sube en su ascensor» (Juan Las -seudónimo de Rafael Cansinos Assens: «Crepúsculo», Grecia, Madrid, 49, 15 septiembre 1920, 12). No hay que olvidar que en los poemas modernistas de apenas unos años antes la noche era el reino del silencio y la oscuridad, que invitaba a los poetas a la meditación y la nostalgia. En la poesía ultraísta dicho reino silencioso y meditabundo se ha llenado de luces y ruídos por todas partes: «la noche gime extraviada» (Pedro Garfias: «Ciudad», Grecia, Madrid, 43, 1 junio 1920, 3).

III. La vida de los poetas en el Madrid ultraísta

Los poetas que formaban parte del Ultra eran muy diferentes por origen y vivían en situaciones muy diversas. La vida más acomodada la llevaba sin duda José de Ciria y Escalante, de origen santanderino, que vivía con sus padres en el Hotel Palace. En el otro extremo encontramos a Lucía Sánchez Saornil -única poeta asidua de las revistas ultraístas en las que solía publicar con el seudónimo masculino de Luciano de San-Saor- llevaba una vida muy modesta en el barrio de Peñuelas trabajando como telefonista. Si bien esta circunstancia personal no le impidió escribir poemas sobre las jazz band o el cine, al igual que el resto de poetas ultraístas, es posible que poemas como «Paisaje de arrabal — Anochecer de domingo» estén más cerca de la realidad de su propia vivencia cotidiana.

¿Y Rafael Cansinos Assens? El maestro del Ultraísmo vivía en la calle de la Morería. Si tenemos en cuenta que el paradójico Cansinos se mantenía fiel al modernismo al tiempo que empujaba a los jóvenes poetas a la vanguardia, parece altamente significativo que él mismo residiera dentro del casco antiguo de Madrid, en esa zona castiza donde el tiempo parece que se ha detenido, a pesar de que su casa estaba a dos pasos del Viaducto, símbolo de la modernidad para el Ultra.

Es importante tener en cuenta que en el Madrid ultraísta residían también muchos poetas y artistas extranjeros. Aquellos años fueron la edad de oro de los transatlánticos que atravesaban y unían las dos partes del Atlántico. Además, debido a la neutralidad española durante la Gran Guerra, no pocos intelectuales y artistas, en su mayoría residentes en París, se refugiaron en la capital de España. Para ellos, Madrid era «una especie de Arcadia feliz, que los grandes figurantes de la Europa prebélica trataban de alcanzar a toda costa» (1). Por citar algunos de los que se encontraban entonces en Madrid: el poeta y erudito mexicano Luis G. Urbina, el pintor mexicano Diego Rivera, el pintor uruguayo y colaborador de revistas de vanguardia Rafael Barradas, el crítico literario guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, los hermanos Jorge Luis y Norah Borges, el poeta chileno Vicente Huidobro, la pareja de pintores Robert y Sonia Delaunay, el poeta polaco Tadeusz Peiper, y un largo etcétera.

Todos ellos se reunían en los cafés y celebraban tertulias. Se ha llegado a decir que «Madrid, en aquel entonces, no era una ciudad: era un archipiélago de tertulias» (2). Cansinos Assens oficiaba su tertulia en el Café Colonial, al norte de la Puerta del Sol, y la más famosa de todas, la de Ramón Gómez de la Serna tenía su asiento en el legendario Café de Pombo, en la calle de Carretas, al sur de la Puerta del Sol. Francisco Vighi, ultraísta y participante de la tertulia de Pombo, describe magistralmente y con un humor exquisito el ambiente bullicioso de las mismas en su poema «Tertulia» (Grecia, Madrid, 48, 1 septiembre 1920, 13).

IV. El Madrid moderno en dos poemas ultraístas

Al terminar nuestro artículo, como síntesis, recogemos dos poemas que cantan la modernidad de la capital de España: «Madrid» de Guillermo de Torre y «LA CIVDAD MVLTIPLE» de Humberto Rivas. Estos poemas coinciden en su amor al Madrid moderno, pero contrastan entre sí en su manera de representarlo.

1. Guillermo de Torre: «Madrid» (3)
Para darnos la impresión de una ciudad moderna, Guillermo de Torre comienza el poema con una frase que se refiere a las luces y los ruidos: «Madrid Ciudad de ojos prismáticos / méceme en el columpio de tus gritos».

A Guillermo de Torre no le interesa representar la realidad de Madrid, sino cantar la metrópoli dinámica del futuro que los avances tecnológicos harán posible, idealizándola y ensalzándola:

2. Humberto Rivas: «LA CIVDAD MVLTIPLE» (4)
Humberto Rivas intenta representar el Madrid de un día cualquiera de 1921. El título «LA CIVDAD MVLTIPLE» es significativo. Como se ve en estos versos: «Cada bocina / inunda el aire de cohetes / con la verbena de su organillo», el Madrid de entonces debía de ser una ciudad mosaico en la que coexistían lo moderno y lo tradicional, lo cosmopolita y lo castizo, lo urbano y lo provinciano. La yuxtaposición de fragmentos compuestos de pocas líneas ayuda a transmitirnos visualmente la imagen de una ciudad puzzle. «LA CIVDAD MVLTIPLE» describe el bullicio de las calles madrileñas en un período que va desde la tarde hasta bien entrada la noche, cuando la urbe queda adormecida:

Notas

(1) Shirley Mangini: Las modernas de Madrid: las grandes intelectuales españolas de la vanguardia. Barcelona, Ediciones Península, 2001, p.29.

(2) Carta de Eugenio Montes, citada en el libro de Francisco Moreno Gómez: Pedro Garfias, poeta de la Vanguardia, de la Guerra y del Exilio. Córdoba, Excma. Diputación de Córdoba, 1996, p.55.

(3) Guillermo de Torre, «Madrid», Hélices, Madrid, Editorial Mundo Latino, 1923; reprint. Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 2000, pp. 90-91.

(4) Humberto Rivas, «LA CIVDAD MVLTIPLE», Ultra, Madrid, 21, 1 enero 1922, página no numerada.

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